NACIDOS PARA ACTUAR: Christian Bale

Abrimos una sección muy interesante: "Nacidos para actuar". Se tarta de los actores y actrices que han sabido meterse en la piel de cada uno de sus personajes, convirtiéndose en personas totalmente diferentes y haciendo de su trabajo un arte.

Esta semana damos la bienvenida a esta sección con uno de los artistas del séptimo arte: Christian Bale. Uno de los pocos señores del cine que se toma en serio la actuación y es capaz de ponerse mazado para hacer de Batman igual que es capaz de quedarse anoréxico para su papel en 'El Maquinista' (película no tan conocida).



Desde su debut en el cine con 13 años de la mano de Steven Spielberg, Bale no ha parado y ha sabido, como nadie, abstraerse de su físico y su yo para ser una persona diferente en cada uno de sus papeles:

Debutó en 'El imperio del sol' (1987) de Steven Spielberg.

Participó en una de las películas que marcó a toda una generación, 'Mujercitas' (1994)

Christian Bale, al más puero estilo David Bowie, participó en esta singular película: 'Velvet Goldmind' (1998) de Todd Haynnes que recoge el fenómenos fan del Rock Glam.

En 'American Psycho' (2000) Bale se mete en la piel y mente de un yuppie de Wall Street al que lo único que le importa es sí mismo y que su ropa y Rolex esté impoluto. Bale se esconde tras la mente homicida de este "gentleman".

Ha hecho de novio de nuestra Pe en 'La mandolina del Capitán Corelli' (2001)

Increíble su papel y su implicación en este turbio thriller de producción española, 'El Maquinista' (2004), para el cual no dudó en quedarse literalmente en los huesos para dar mayor credibilidad a su personaje. Para mí, la cúspide de su carrera y madurez como actor.

Se convirtió en Bob Dylan para 'I'm not There' (2007), junto a otros cinco Dylan.

Nos salvó de las garras de uno de los peores Jokers del cine en su interpretación de Batman en su última película: 'El caballero oscuro' (2008) de Christopher Nolan.

Se llevó el Globo de Oro y el Oscar al mejor actor secundario en 2010 por 'The Fighther' (2010), película en la cual, una vez más, Bale demostró que para interpretar un papel no vale con cambiar de vestuario, sino sumergirse en todos los detalles, incluso físicos.

Un 10 para este pedazo de actor que no sólo se mueve cuando se trata de una superproducción, sino que ha demostrado apostar por el cine independiente y más profundo.